Elegir un nombre para un niño es bastante complicado. Primero debe sonar bien con los apellidos, y después se deben de considerar los posibles apodos. Desde hace muchos años se ha tratado de medir el efecto que tiene el nombre en la personalidad de las personas. Se cree que nuestra identidad está en parte moldeada por la forma en la que otras personas nos tratan, y se sabe que nuestro nombre tiene una influencia en la forma en la que interactuamos con la sociedad.
Los primeros estudios en este tema, hace unos 70 años, encontraron que los hombres con nombres raros o poco frecuentes, eran más propensos a abandonar la escuela y estar solos en su vida. Lo curioso es que estudios recientes presentan resultados diferentes. Muchos de ellos no le encuentran efectos negativos al tener un nombre extraño. Por ejemplo, se ha visto que los niños con nombres inusuales aprenden a controlar sus emociones e impulsos, esto debido a que muchas personas se burlan o les preguntan constantemente acerca de sus nombres. El control de impulsos es una gran habilidad para el éxito. También es cierto que cada vez son más los padres que buscan nombres originales para sus hijos.
Sin embargo se ha observado que las personas con los nombres más comunes tienen más probabilidades de ser contratadas, en comparación con las personas con nombres raros. En un estudio de la Universidad de Nueva York, se encontró que las personas con nombres más fáciles de pronunciar, por lo general tienen un mejor puesto laboral. Una de las posibles razones es que cuando algo es más fácil de comprender, nos gusta más.
Investigadores europeos estudiaron los apellidos alemanes y su relación con puestos laborales. Aquellas personas con apellidos como Kaiser (emperador) o König (rey) ocupaban un mayor número de posiciones gerenciales que aquellos con apellidos que se referían a ocupaciones comunes, como Koch (cocinero) o Bauer (agricultor). Esto podría ser el resultado del razonamiento asociativo, una teoría psicológica que dice que las personas vinculan automáticamente emociones y conocimientos previos, con palabras o frases similares.
En un estudio se analizaron los datos escolares de varias escuelas de Florida, como nombres, problemas de conducta y calificaciones. Se encontró que los niños con nombres femeninos, son más propensos a desarrollar problemas de conducta, y peores calificaciones cuando alcanzan la pubertad. Los problemas aumentan significativamente cuando en el mismo grupo hay niñas con el mismo nombre o uno muy similar. En cambio, las mujeres con nombres neutrales en cuanto al género, tienen mayor éxito en campos dominados por hombres, como la ingeniería. Las mujeres con nombres masculinos tienen más éxito en las carreras legales.
En otro estudio se observó que las iniciales de los nombres podrían interponerse en el camino al éxito. Los bateadores de béisbol cuya letra inicial es la “K”, tienen una tasa más alta de strike-outs (en béisbol la "K" denota un strike-out). Los estudiantes cuyos nombres empiezan con C y D tienen promedio más bajos que los estudiantes cuyos nombres empiezan con A y B. Según otro estudio, las personas cuyos apellidos empiezan con las últimas letras del alfabeto, son más susceptibles a las ofertas de tiempo limitado. Los autores especulan que pasar su infancia al final de la lista, puede hacer que deseen aprovechar las ofertas antes de perder la oportunidad.
Otros científicos opinan que los nombres no afectan tanto la personalidad, sino más bien son aquellos factores asociados con la elección de ese nombre. Ciertos nombres son más populares entre diferentes clases sociales, y estos grupos tienen diferentes oportunidades y metas. Sin duda es un tema que se ha estudiado ampliamente, y como vemos, escoger el nombre de los hijos es algo bastante complicado.
Imágenes | Geoffrey Fairchild | EvelynGiggles | Episcopal Diocese of Southwest Florida |
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